El documento tardará unos segundos en cargarse. Espere, por favor.
La Ley logo
El color del cambio

El color del cambio

Gutiérrez Menéndez, María

Capital Humano, Nº 372, Sección Headhunting y selección / Tribuna, Febrero 2022, Wolters Kluwer

Al igual que un entrenador sólo quiere contratar a deportistas sanos, las empresas quieren contratar a profesionales con ilusión, pasión y empuje.

Portada

María Gutiérrez Menéndez

CEO Hiwook

Suele frustrar mucho que no te llamen después de una entrevista. Especialmente cuando es con un/a headhunter y no hay ningún puesto específico sobre la mesa.

Esas típicas reuniones informales «para conocerse», que pueden haber sido provocadas por la persona que quiere cambiar de empresa. ¿Te suenan?

Puede que tú también hayas hecho alguna vez como hizo Ana cuando quiso dejar su puesto con una gran responsabilidad en una multinacional. Claro, ella no quería que nadie supiese que quería dejar la empresa, así que hizo un buen listado con todos los headhunters que consideró que podían ayudarla.

Utilizando las redes sociales profesionales, como LinkedIn, fue contactando con ellos poco a poco para «tomar cafés». De algunos ya tenía el contacto directo porque le habían llamado en ocasiones anteriores para ofrecerle algún puesto, pero ella no estaba interesada en aquellos momentos. Pero ahora la situación había cambiado, así que consideraba que tenía que dar el primer paso y abrir de nuevo la comunicación. Eso sí, con toda discreción.

Ana, gran profesional dedicada y minuciosa, hizo esa lista y contactó con todos ellos siguiendo las grandes convenciones sociales:

  • Iniciar la conversación haciendo referencia a alguna persona conocida o algún logro del headhunter.
  • Esperar a que la otra persona conteste, sin presionar.
  • Mencionar que se desea una «reunión informal» para charlar.

Por suerte para Ana, la otra parte no tardaba en responder a sus demandas. Pocas personas fueron las que no dieron señales de vida. Ana, aún así, estaba contenta y fue convocando en su calendario y quedando semanalmente con varios profesionales de selección.

Estaba realmente satisfecha con los logros. Había conseguido 20 «cafés» en 3 meses. Y, sin embargo, los resultados realmente importantes (el número de entrevistas, en cuántos procesos había quedado finalista y, lo más importante, el número de propuestas recibidas) tendían a cero.

¿Qué estaba pasando? Todos esos «cafeses» habían ido bien, sin ningún incidente remarcable. La persona que está buscando un cambio profesional se ilusiona mucho con esa reunión informal. Suelen «ir bien» y el/la headhunter hace preguntas y termina con un «seguimos en contacto». Sin embargo, en demasiadas ocasiones, el siguiente contacto nunca llega a producirse.

La persona se pregunta una y mil veces qué ha hecho mal. ¿Será el CV? ¿Será la ropa que llevaba? ¿Qué hice mal? Durante las primeras semanas, es normal dar por sentado que los headhunters tienen mucho trabajo y que, por tanto, la respuesta no debe ser inmediata.

Según pasa un poco más de tiempo, una incomodidad casi permanente va tomando posición en la boca del estómago mientras que se crea también un remolino gris en la mente. Los pensamientos intrusivos comienzan a llegar. Al principio, uno aquí y otro allá. En unas semanas, casi no se puede pensar en otra cosa.

Una y otra vez se repasan cada una de las reuniones en un bucle sin fin que se une al ya existente remolino gris anterior del trabajo actual del que se quiere salir. Los dos remolinos grises, el antiguo y el nuevo, toman fuerza conjuntamente y derivan en un empeoramiento del rendimiento general, tanto profesional como personal.

La persona empieza a idear nuevas líneas de actividad para aprender a «venderse bien» o «hacerse más visible», pero teniendo en cuenta que la empresa no debe darse cuenta de la intención de salir. La discreción sigue siendo primordial. Pero, ¿cómo se hace eso? ¿Es posible «venderse mejor» y a la vez hacer saber que se está «abierto a nuevas oportunidades»?

LA BAZA DE LA REDES

Muchas personas, como Ana, optan por crear una marca personal fuerte en una red social. Por ejemplo, en LinkedIn. De nuevo, ahí está la ilusión de hacerse unas fotos nuevas, actualizar el perfil y empezar a crear post sobre cuestiones profesionales relevantes.

Muchas trabas se ven de nuevo en esta fase de acción: ¿Cómo actualizar el perfil de LinkedIn sin llamar la atención? ¿Cómo empezar a publicar post y mostrar el propio talento sin levantar suspicacias en la empresa? En muchas ocasiones, se contrata a un profesional de marca personal o especialista en redes sociales profesionales para salir del embrollo.

La persona, como hizo Ana en su día, empieza a pasar tiempo en LinkedIn y a publicar de forma que no levante sospechas. Y así puede estar meses creando una mini-comunidad en la red social y haciendo ciertos contactos, pero sin que nada realmente pase mientras sigue en el trabajo y en la empresa de la que desea salir.

El combo de remolinos grises en su cabeza no hace más que crecer. Ya no puede dormir. Está exhausta por el esfuerzo doble del trabajo que no le gusta y el trabajo de cambiar de trabajo. Ya no se le ocurre qué más hacer porque está segura de haberlo hecho todo.

  • ¿Qué más es necesario?
  • ¿Por qué antes no le pasaba eso?
  • ¿Será la edad?
  • ¿Será el sector?
  • ¿Será que debe reinventarse?

Todas estas preguntas pasan por su mente una y otra vez. Día y noche. De vez en cuando ve algún destello, pero se queda en eso y los headhunters, siguen sin llamar.

  • ¿Por qué hacen eso?
  • ¿Es que ya no hay educación?
  • ¿Cómo pueden jugar así con los sentimientos de las personas?

Mientras Ana está sumergida en toda esa niebla mental, que va del gris al negro, no se da cuenta de cuál fue siempre el principal problema. Sin darse cuenta, no ha ido a la verdadera causa de su situación y se ha dejado llevar en actividades que tan sólo son puro maquillaje. ¿Cuál es la verdadera razón por la que los headhunters no le devuelven la llamada y por la que no logra «venderse bien»?

Es simple, pero dura de asimilar. Ana se «había vuelto gris» en su trabajo sin darse cuenta.

Y, mientras siga gris, va a ser difícil que alguien le haga una propuesta interesante, porque los headhunters (ni otros profesionales con responsabilidades de selección) no quieren contratar a personas que no se encuentran en pleno bienestar emocional y mental. Nadie quiere a una persona gris al lado.

Al igual que un entrenador sólo quiere contratar a deportistas sanos, las empresas quieren contratar a profesionales con ilusión, pasión y empuje, además de ser competentes técnicamente, por supuesto. Ana y muchas más personas deben recuperar sus colores antes de dar el siguiente paso, sea cual sea.

Seguramente estés pensando que es al revés: que primero debe salir de su situación para recuperar sus colores. Y es normal que pienses eso, pues es lo que nos han recalcado durante años. Ana también lo pensaba, y eso no neutralizó las consecuencias de su «grisedad» acumulada por el tiempo y esfuerzo haciendo un trabajo que no le gustaba.

Por tanto, te animo a que, en lugar de luchar contra el mundo (y los headhunters) para que reconozcan tu talento, dediques tus esfuerzos a recuperar tus colores, independientemente de tu situación actual (por dura que sea). Cuando lo hayas hecho, te lloverán las oportunidades.

Queremos saber tu opiniónNombreE-mail (no será publicado)ComentarioLA LEY no se hace responsable de las opiniones vertidas en los comentarios. Los comentarios en esta página están moderados, no aparecerán inmediatamente en la página al ser enviados. Evita, por favor, las descalificaciones personales, los comentarios maleducados, los ataques directos o ridiculizaciones personales, o los calificativos insultantes de cualquier tipo, sean dirigidos al autor de la página o a cualquier otro comentarista.
Introduce el código que aparece en la imagencaptcha
Enviar