
Josep Capell
Socio Director de CEINSA y Responsable de Contenidos de Compensación en Capital Humano

La pandemia del Covid-19 y el estado de alarma obligaron a las empresas españolas a implementar el teletrabajo en todas aquellas posiciones en las que era posible. Debido a las circunstancias, como es lógico, este proceso se ha hecho de forma muy rápida y muchas empresas no estaban preparadas ni a nivel tecnológico ni, lo que es más importante, a nivel de cultura corporativa. Este último punto es fundamental para abordar una de las principales preocupaciones de las empresas, y es que la productividad del teletrabajo sea menor que en el presencial.
En este escenario post Covid-19, el concepto de productividad ligado al volumen de horas trabajadas que ya había dejado de tener sentido hace tiempo, se ha quedado patentemente obsoleto. Si quieren evaluar de forma precisa el rendimiento de sus empleados, las empresas deben pasar a enfocarse en un marco de trabajo por objetivos, con sus debidos KPI e indicadores. Una correcta cultura, corporativa y digital, será clave para que este modelo funcione, sin que haga mella en la productividad, sino todo lo contrario.
Algunas cifras y casos de éxito
La mayoría de informes apuntan a que la productividad del teletrabajo varía dependiendo del negocio, la actividad y el escenario de Teletrabajo. El propio Instituto Nacional de Estadística (INE) indica que los teletrabajadores son entre un 5% y un 25% más productivos que los trabajadores presenciales, mientras que algunos informes internacionales reportan cifras diferentes, pero en todo caso positivas.
Otro estudio de la Fundación Másfamilia y BICG, realizado entre compañías certificadas en EFR (Empresa Familiarmente Responsable), señalaba la productividad como uno de los principales beneficios del teletrabajo, ya que un 35% de los encuestados indica que, tras esta fórmula de trabajo, son más productivos.
Empresas como Cisco consultaron directamente a sus 2.000 trabajadores, un 69% de los cuales afirmaban ser más productivo cuando trabajaba de forma remota, y un 67% aseguraba que la calidad general de su trabajo mejoraba.
En un ejemplo incluso más reciente y concreto, la Administración de la Seguridad Social en EE.UU. asegura haber reducido un 11% el trabajo atrasado, al trabajar de forma remota durante la pandemia.
Pese a estos datos tan favorables, sorprende ver que todavía hay muchas empresas que no miden el impacto del teletrabajo. Concretamente, según el estudio de la Fundación Másfamilia, un 40% responde no haber medido indicadores de productividad en sus programas de flexibilidad. Sin embargo, medir la productividad efectiva de los teletrabajadores es clave para demostrar el beneficio de esta forma de trabajar. Sin una valoración objetiva del modelo será más difícil vencer las resistencias que aún perduran.
6 claves para evaluar la productividad de los teletrabajadores
Para ello, las empresas deben tener en cuenta las siguientes consideraciones:
Las plataformas de medición ayudan a maximizar el teletrabajo, creando un marco de referencia para todos y, de paso, para cumplir la Ley de registro horario. Pero insistimos en que el paso previo necesario es contar con una cultura de medición y objetivos.
En conclusión, para poder realizar una medición precisa del nivel de actividad de los empleados que teletrabajan, resulta fundamental contar con una estrategia y con una cultura organizativa que, hasta la fecha, había resultado un freno importante para la implantación del trabajo en remoto en nuestro país. No se trata solo de mejorar la evaluación del rendimiento, sino también de impulsar el rendimiento en sí, con una perspectiva de inversión en la que el beneficio final puede superar con creces los costes necesarios para su puesta en marcha.