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A propósito de las empresas con propósito

Hernández, Xavier

Capital Humano, Nº 373, Sección Crecimiento profesional / Tribuna, Marzo 2022, Wolters Kluwer

¿A qué viene esta moda del propósito? ¿qué significa «empresas con propósito»? ¿hay alguna empresa, organización, equipo o persona que no tenga un propósito cuando acomete algo?

Portada

Xavier Hernández

Director global de servicios de Montaner&A

Mucho se escucha, se lee y se habla de «empresas con propósito». Por ello considero que antes de que empiece a inflarse otra burbuja en torno a este concepto, es bueno clarificar algunas cuestiones básicas, no vaya a ser que al final generemos un despropósito de dimensiones inabarcables.

Empecemos pues por definir lo que significa «propósito». Según la RAE, en su segunda acepción el propósito es un «objetivo que se pretende conseguir» y etimológicamente deriva del término latino propositum compuesto por el prefijo pro (hacia delante) y del participio verbal positum (poner).

Por lo tanto, no es descabellado definir «propósito» como el objetivo o la finalidad últimos que se persigue. Siendo esto así, ¿hay alguna empresa, organización, equipo o persona que no tenga un propósito cuando acomete algo? Definitivamente no (o por lo menos la mayoría de las veces). Podrá gustar o no, podrá apelar a tus emociones o no, pero existe.

Entonces, ¿a qué viene esta moda del propósito? ¿qué significa «empresas con propósito»? Si eres de las pocas personas que aún no lo ha hecho, te invito a que veas la charla TED de Simon Sinek, en la que con un solo diagrama de tres círculos concéntricos y tres palabras: «WHY», «HOW» y «WHAT», aporta mucha claridad al tema que tratamos.

Y el tema no es que las personas, empresas, organizaciones, equipos, etc… tengamos un propósito; la cuestión es que el propósito puede tener dos caminos diferenciados que impactan en todo lo que se deriva de ellos. Y ahí radica la clave de esta cuestión.

Aceptando la necesaria circulación del dinero en el modelo capitalista en el que nos encontramos, la primera cuestión a abordar es si generar esa riqueza es la finalidad última o bien si es un medio para conseguir otro fin.

Me permito usar el esquema del «Golden Circle» de Simon Sinek para ilustrarlo.

En función de dónde ubiques «ganar dinero» estarás en el camino del propósito transaccional o transformacional.

Y cada uno de ellos, tiene unas «reglas del juego» diferentes.

Lo vemos aquí:

Las relaciones transaccionales, basadas en intereses personales con finalidad económica (que son las que más abundan y las que mejor conocemos), están pasando, y pasarán, serias dificultades.

Las economías basadas en el consumo cuya finalidad es la de incrementar el valor de las acciones de la propiedad, están bajo una gran tensión debido a que este modelo se está mostrando insostenible. De ahí que surjan iniciativas que inviten a definir un propósito transformacional, con impacto colectivo y con una orientación social.

En los tiempos actuales y futuros en los que la información (verdadera o falsa) está al alcance de todas las personas, en las que las altas instituciones mundiales están alertando de la necesidad de cambiar el modelo que nos ha traído hasta aquí, se hace imprescindible revisar la finalidad última de las empresas y organizaciones. Las personas, por nuestras propias experiencias y valores, ya hemos empezado a decidir con quien sí, con quien no y con quien nunca más.

Y es así como surgen las iniciativas de «empresas con propósito» que lo que quieren decir (espero) es que su finalidad última no es generar beneficios, sino transformar y mejorar la vida de las personas.

Y habrá que estar alerta porque también ocurrirá que esto del «propósito» llegará a ser un trending topic, aunque la realidad siga empeñada en demostrar que si hubiera tantas empresas, organizaciones, equipos y personas «con propósito» quizá estaríamos mejor y no sería necesario recordarlo.

Ya hemos visto demasiadas campañas de «washing» sobre cualquier tema. Y es que a estas empresas y organizaciones (y personas) les ocurre lo mismo que con el propósito. Quieren hacer «lo que toca» aunque «no les toque». «Que todo cambie, para que todo siga igual» decían en El Gatopardo, y es lo mismo que deben decir quienes dirigen esas empresas.

Así que hoy toca mojarse, apostar por un propósito claro (transaccional o transformacional) y actuar en consecuencia. Y la consecuencia es que los valores, las estrategias y las acciones que lleves a cabo deben ser coherentes con esa finalidad.

Si has elegido bien, sólo el tiempo y los resultados te lo dirán.