
El mercado de fichajes en la abogacía de los negocios no dejará de moverse este año judicial. Así lo pronostican diferentes headhunters especializados en el sector legal, quienes atisban también un cambio de paradigma en los departamentos de Recursos Humanos de los grandes despachos debido a la necesidad de conciliar las motivaciones e intereses de profesionales de diferentes generaciones. Los que se consolidan por la base, los llamados millennials, pertenecientes a la cohorte demográfica nacida entre 1980 y 1996, contrastan con los que aterrizan en la cúspide, procedentes de la sociatura de otras firmas tras décadas de bagaje profesional. De hecho, el curso ha comenzado al rojo vivo, con movimientos de calado en bufetes como Jones Day, que ha incorporado a Javier Muñoz, exsocio de Pérez-Llorca; Gómez-Acebo & Pombo, que ha contratado a Jorge Matín, excounsel de Clifford Chance; o Bird & Bird, que se ha reforzado con José de Santiago, exsocio de Gold, entre otros.
Este ejercicio, los perfiles más demandados serán los de socios especializados en Energía, tanto desde el punto de vista de Corporate como Regulatorio, Laboral y Fiscal. «Veremos movimientos importantes» en esta liga, avanza Sancho Peña, socio de la compañía de reclutamiento de ejecutivos Page Executive España. Un diagnóstico que comparte Marta Sanz, socia de Tax & Legal de la consultora de recursos humanos Wyser, quien añade que «se producirán movimientos, incluso, en los departamentos jurídicos de empresa». «No pensamos que el último trimestre del año decrezca el apetito por fichajes relevantes, máxime teniendo en cuenta la reactivación de la inversión y, por ende, de las transacciones», apunta Marta del Coto, responsable en Barcelona de Iterlegis, firma especializada en el reclutamiento de abogados para despachos y empresas.
Esta situación bebe, por un lado, de los rotos que sufrieron el curso pasado algunos despachos, como Bird & Bird, de donde salieron Hermenegildo Altozano, Alfonso Bayona o Juan de Navasqüés, hoy socios de Pinsent Masons. Por otro, debido a la apuesta por nuevas áreas o prácticas en desarrollo, como Ciberseguridad, Derecho Medioambiental y Sostenibilidad, Inteligencia Artificial o Privacidad. Al fin y al cabo, «los despachos siempre están dispuestos a reforzarse con buenos profesionales, más aún si arrastran cartera de clientes», dice Peña. La tendencia seguirá siendo la de fichar a socios con algún miembro de su equipo. No obstante, «son incorporaciones que se evalúan con tiento porque el arrastre de equipo puede impactar, no siempre de manera positiva, en el departamento de la firma de destino y truncar carreras o promociones», matiza del Coto.
LA CAPTACIÓN DE MILLENNIALS
En este mercado, los abogados con entre tres y seis años de experiencia también se cotizan. «Pocos casos vemos ya de júnior que hayan ido evolucionando en sus despachos hasta la categoría de socios. Es más común ver uno o dos saltos de despacho en su carrera profesional», apunta Peña. No en vano, como explica del Coto, «son una franja de la pirámide que despierta extraordinario interés porque han adquirido una buena formación y rango de experiencia, con exposición a cliente, habiendo aprendido de magníficos abogados senior y socios». Además de realizar el trabajo de campo, que después es supervisado por sus superiores, su retribución es todavía asumible, muy lejos de los esquemas salariales de abogados senior, counsels y socios.
Según el último análisis sobre las retribuciones de los abogados de Signium, la firma de executive search, un júnior gana de media en un despacho nacional cerca de 40.000 euros anuales, y 44.000 en uno internacional; mientras que un asociado está en unos 61.500 en uno nacional y en cerca de 70.000 en uno internacional. Se trata de unas cifras que se disparan hasta los 129.000 euros anuales en el caso de los socios directores de bufetes nacionales y a los 160.000 en el caso de los internacionales, aunque su retribución puede aumentar en función de un variable, pudiendo llegar a percibir 1 o 2 millones de euros dependiendo de su business case y la facturación anual que generen a la firma. Por su parte, los asociados senior están en 90.000 euros en las firmas españolas y en 106.000 euros en las internacionales.
A diferencia de lo que sucedía en sus inicios con los abogados de grandes despachos y de otras generaciones, como la del baby boom (los nacidos entre finales de los años 50 y finales de los 70 del siglo pasado), la prioridad para los letrados millennials no es vivir para trabajar, sino trabajar para vivir. Aunque el salario es un elemento muy relevante para ellos, también buscan un buen equilibrio entre vida privada y profesional que está llevando a los departamentos de Recursos Humanos de los bufetes a conjugar expresiones como teletrabajo, flexibilidad horaria o salud mental; términos impensables en otros tiempos.
NUEVAS FORMAS DE COMPENSACIÓN
De hecho, los despachos se están agarrando a las nuevas formas de compensación y beneficios en su lucha por la captación y retención del talento, especialmente los más pequeños. Como explica la socia de Wyser, estos bufetes no pueden competir a base de talonario con las firmas más grandes, por lo que han empezado a jugar con «temas de flexibilidad, teletrabajo o incentivos de otro tipo», como ofrecer formación jurídica y/o económica de alto nivel, facilitar la actividad docente en centros de prestigio o darles la posibilidad de desplazarse a oficinas de la firma en el extranjero o a firmas internacionales best friend. Es más, según el último análisis sobre las retribuciones de los abogados de Signium, los beneficios sociales se están extiendo también a los becarios, sobre todo en los conceptos de teletrabajo, flexibilización de la jornada, formación y fomento del deporte. Además, algunas firmas incluyen en sus políticas de atracción del talento joven el pago del máster de acceso a la abogacía como parte del paquete de retributivo. En este tablero, Signium destaca que las big four son las más innovadoras en términos de beneficios no dinerarios, al introducir voluntariado corporativo, bonus de retención de talento, fisioterapia o servicio médico digital.
En el caso de perfiles más senior, con una experiencia superior a los ocho o 10 años, el dinero importa a la hora de fichar por otro despacho, pero no es el único factor ya que también entran en juego el proyecto y las personas que lo conforman. «Lo que les preocupa de manera recurrente suele ser el plan de carrera, crecimiento dentro de la firma, carrera de socio y pertenencia al partnership, dirección de equipos y posibilidad de participar en la gestión y toma de decisiones estratégicas de la firma», explica la responsable en Barcelona de Iterlegis. «Tiene que haber un mix de los tres. He visto socios que se han cambiado por menos retribución, aunque no por mucho menos, porque buscaban otras cosas, aunque generalmente se suelen cambiar como mínimo por un 20% más. También he visto socios que se han cambiado por mucha más retribución y han terminado yéndose porque nos les terminaban de cuadrar los otros dos aspectos», añade el socio de Page Executive España. Se como fuere, las previsiones apuntan a que este curso continuará la fiebre por los fichajes. Y eso que no ha hecho más que empezar.