
Ayuda en Acción ha presentado este lunes la primera edición de su Índice de Transiciones en Desventaja (ITeD), un estudio de los mercados laborales de jóvenes en América Latina y España cuyo objetivo es contrastar las desigualdades educativas, laborales y de género detrás de los datos de desempleo que provocan que en España la tasa de paro juvenil continúe siendo, pese a las mejoras, según la última Encuesta de Población Activa más del doble (27,82%) que la tasa de paro del conjunto de la población (11%), datos que se remontan al inicio de la crisis de 2008. “Los últimos datos de la EPA demuestran una tendencia positiva gracias a las reformas adoptadas como el aumento de indefinidos, la tasa de ocupación o la de población activa, todos inciden positivamente en la mejora de la vida de la sociedad en general y de la juventud en particular”, opina Matías Figueroa, director del Programa Europa de Ayuda en Acción (AeA), “pero queremos subrayar que sigue habiendo una alta tasa de paro de la juventud y un tipo de empleo, precario, que les impide cubrir necesidades básicas como la vivienda, donde la edad de emancipación es de 30.3 años, el peor dato de los últimos años”.
El Índice de Transiciones en Desventaja arroja, entre sus principales conclusiones, que actualmente casi la mitad de la juventud (un 40% de las personas de 15 a 29 años), sufre desventajas que le impiden acceder al mercado laboral, lo que se traduce en que sólo un 23% de las personas jóvenes están actualmente empleadas en un trabajo estable, satisfactorio que les permita acceder a bienes básicos. “Los datos son tozudos así que debemos analizar las razones que explican esta tendencia hacia la postergación de la inserción laboral entre las juventudes, evidente en el estudio al comparar los resultados de los años 2011 y 2021”, comenta Figueroa. “La dificultad de la juventud en su transición al mercado laboral presenta causas estructurales: desigualdad, educación, división del trabajo y precariedad”, añade.
En la presentación de esta primera edición del Índice de Transiciones en Desventaja en Casa América han participado responsables y altos cargos institucionales relacionados con juventud y empleo en España y Latinoamérica, como la secretaria general de Formación Profesional del Ministerio de Educación y Formación Profesional de España, Clara Sanz, junto a Jesús Adalberto Baldeón, viceministro de Promoción del Empleo y Capacitación Laboral en Perú. También han asistido al debate “Transiciones juveniles al mercado laboral, retos y Agenda 2030” el director de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), Antón Leis; la presidenta del Consejo de la Juventud de España, Andrea González; la ejecutiva del CAF-Banco de desarrollo de América Latina, María Lahore y María Claudia Camacho, de la Sección de Trabajo y Empleo de la Organización de Estado Americanos, OEA.
La herramienta que presenta Ayuda en Acción ha sido desarrollada por el Programa de Investigaciones de Juventud de la FLACSO Argentina y el Grupo de Investigación sobre Educación y Trabajo (GRET) de la Universidad Autónoma de Barcelona siguiendo las definiciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que establece las transiciones juveniles al mercado de trabajo como “el paso de un/a joven desde el final de la escolarización hasta el primer empleo estable o satisfactorio”. La OIT diferencia ese paso en tres etapas: “terminó la transición”, “en tránsito” y “no inició la transición”. El documento refleja el primer intento de homogeneizar variables correspondientes a 18 bases de datos de encuestas de hogares o de empleo de 17 países latinoamericanos y de España.
En España, casi la mitad de la juventud (el 40% de las personas de 15 a 29 años) sufre desventajas que le impiden acceder al mercado laboral. En este sentido, los datos que arroja el ITeD sobre nuestro país afirman que sólo un 23% de la juventud de 15 a 29 años completó la transición al mercado laboral, mientras el 30% se encuentra “en transición” -intentando encontrar trabajo o n trabajo satisfactorio- y otro 47% ni siquiera ha llegado a iniciarla. “Al plantearse como una herramienta periódica (bianual), el ITED permite analizar la evolución de las transiciones juveniles y visualizar el efecto de la coyuntura económica y política en tiempo real. Para evitar una visión lineal de los fenómenos sociales, y generar una mayor eficacia en las intervenciones sociales al que habilita la elaboración de diagnósticos sobre los retos de la transición verde y digital entre las nuevas generaciones que se integran a la vida productiva y reproductiva”, subraya Ana Miranda, Coordinadora Académica del Área Sociedad y Vida Contemporánea de FLACSO Argentina e investigadora senior del CONICET.
Según el último ‘Informe Jóvenes y Mercado de Trabajo’, elaborado por la Secretaría de Estado de Empleo y Economía Social, y la última EPA, pese a la bajada de algo más de un punto (27,82%) del paro juvenil registrando así su cifra más baja desde el tercer trimestre de 2008 gracias a las reformas iniciadas, las dinámicas de la tasa de paro en España siguen siendo mucho entre la población joven, especialmente en el grupo de edad de 16 a 24 años. “Nuestro índice bianual será una herramienta de seguimiento que nos permitirá conocer dónde se producen las dificultades y qué políticas públicas aplicar para paliarlas, algo necesario y urgente en la actual coyuntura laboral que padece la juventud”, comenta Figueroa. “Según los datos, la tasa de paro juvenil en España para los jóvenes de 15 a 24 años, es del 30% mientras la media de la UE-27 se situó en el 14%. Para mejorar debemos poner atención a las desigualdades vinculadas a la asistencia y la finalización del nivel secundario, a la calidad del trabajo obtenido y disponible para su edad y a los patrones provenientes de la herencia de desigualdad y la división sexual del trabajo”, añade.
Persiste la desigualdad de género en el acceso al trabajo
En América Latina sólo una tercera parte de los y las jóvenes de 15 a 29 años terminaron su transición al mercado laboral según el ITeD, que analiza las causas estructurales en la persistencia de la desigualdad de género a nivel internacional. Según FLACSO, “gracias al Índice sabemos que el 47% de jóvenes en América Latina enfrentaron desventajas en su transición al mercado laboral que se expresaron en cuatro modalidades: transiciones de mercado con inserción laboral rápida y con brecha de género acentuada como El Salvador, Guatemala, Honduras. Transiciones de mercado con menor brecha de género, como Bolivia, Brasil, Colombia, Paraguay, Perú, Uruguay. Y transiciones combinadas, con mayor retención educativa, y brecha de género acentuada, como Ecuador, México, Panamá, República Dominicana, Venezuela”, explica Ana Miranda de FLACSO Argentina: “Las transiciones combinadas con menor brecha de género las encontramos en Argentina, Costa Rica, Chile y España”.
En este sentido, el informe contrasta la persistencia de un marcado patrón de división sexual del trabajo que se refleja en las transiciones desde edades tempranas y genera diferencias notorias en las categorías de “terminó la transición”, mucho más extensa entre los varones, y “no empezó la transición”, con proporciones mucho más amplias entre las mujeres. Según el estudio, más del 50% de las mujeres jóvenes no habían accedido al mercado laboral en la mayor parte de Latinoamérica a inicios del 2020 y las diferencias entre varones y mujeres que completaron la transición supera los 15 puntos porcentuales en todos los países, llegando hasta los 28 puntos en los países centroamericanos (a excepción de Costa Rica, donde es del 13%), así como en Venezuela y Ecuador. Entre los grupos más vulnerables, el informe concreta que son las mujeres jóvenes —particularmente aquellas de bajos ingresos y áreas rurales— que no han iniciado su transición y enfrentan una mayor exclusión debido a la distribución desigual del trabajo doméstico y de cuidados.
Aunque las tendencias de varones y mujeres en España muestran una estructura con menores diferencias relativas, existe aún una propensión hacia una mayor finalización de las transiciones entre los varones. Según se observa, hacia 2021 existían 6 puntos porcentuales a favor de la inserción masculina y una mayor participación de las mujeres en la categoría “en transición”. Un problema de gran calado ya que el acceso al empleo es fundamental para la construcción de autonomía entre las personas jóvenes y de empoderamiento de las mujeres y de quienes integran los movimientos de diversidad sexual.
Conocer la realidad detrás de los datos
Según el ITeD, un 40% de jóvenes en nuestro país enfrentan desventajas que dificultan su integración en el mercado laboral. El estudio vincula factores sociodemográficos con desarrollo educativo, brecha de género y calidad de los empleos a los que accede la juventud. “El índice será de gran utilidad para medir cómo se comporta el mercado laboral del presente y así pensar en políticas públicas para garantizar los empleos del futuro, por eso se presentará cada dos años”, explica Figueroa de Ayuda en Acción. “La transición digital y verde a la que nos enfrentamos también está impactando en el empleo juvenil, solicitando nuevas competencias asociadas a la creación de nuevos empleos, así como a la pérdida de otros que quedan obsoletos, por eso desde Ayuda en Acción vamos a monitorear los impactos y plantear propuestas concretas para garantizar la inserción de la juventud al empleo”, indica.
“El análisis de las características sociodemográficas de la juventud que transita en desventaja refleja que la distribución de oportunidades tanto en América Latina como en España no sólo es desigual, sino que esta desigualdad aumenta y afecta a toda la población combinando factores estructurales que la complejizan y la reproducen a lo largo de las generaciones”, completa Figueroa, y añade que “en España las mayores diferencias se encuentran en las dos últimas categorías del ITeD, “en transición” y “sin haber comenzado la transición”, debido a la menor proporción de personas jóvenes que no estudian ni trabajan”.