
Fernando Calvo
Director de People & Culture de Hays en el Sur de Europa

La desmotivación profesional es un problema que puede afectar a una empresa a muchísimos niveles. No es sólo que baje la productividad de los empleados de una compañía, sino que aumenta y tiende a generar un ambiente negativo dentro de la organización. En su peor versión, la desmotivación puede propagarse entre el equipo, llevando a situaciones indeseadas de absentismo y rotación de personal que dificultan la retención del talento. Pero su impacto va más allá de la operativa o el desarrollo de negocio, pues afecta directamente la salud y el bienestar de las personas.
Merece la pena que reflexionemos a fondo sobre los problemas que puede representar tener un equipo desmotivado y cómo las situaciones de tal calibre pueden llegar a obstaculizar el crecimiento del negocio. Sobre todo, porque, según revela nuestra Guía del Mercado Laboral 2024,el 57% de los profesionales afirma sentirse desmotivado.Es decir, más de la mitad. Un indicador que pone sobre la mesa la necesidad de que los empleadores prioricen iniciativas que pongan al trabajador y su bienestar en el centro.
Y, ante esta disyuntiva, ¿cuáles son las palancas para mejorar el nivel de motivación –y, con ello, de implicación y rendimiento—de nuestras plantillas? Nosotros hemos detectado cuatro elementos clave.
En primer lugar, el aspecto retributivo, tal vez el más típico. Un 61% de los profesionales encuestados para nuestra guía afirma que un aumento salarial le devolvería la motivación. En contraposición, sólo un 21% de las empresas prevé poder subir durante este año más de un 5% los salarios. Ante esta realidad, es imprescindible que las compañías apuesten por la transparencia salarial y compartan con sus empleados un marco de referencia realista que permita evaluar las posibilidades objetivas de lograr una subida de sueldo.
Otro aspecto importante es el de la promoción. Un 23% de los profesionales se sentiría más motivado si lo promocionaran. Y es que, a medida que crecen en una empresa, los objetivos de los profesionales giran en torno a obtener una mayor autonomía y responsabilidad. Apostar por la promoción interna en lugar de buscar perfiles cualificados fuera de la compañía es una cuestión que, además de motivar a la persona, aumenta su fidelidad a la organización, al sentirse una pieza clave del engranaje: puro compromiso.
Otro eje para mejorar la motivación de los trabajadores es dotar su día a día de flexibilidad. La transformación de los modelos de trabajo ha cambiado las reglas del juego y, hoy por hoy, 2 de cada 10 profesionales encuestados para nuestra guía consideran que tener un horario más flexible se traduciría en un mayor índice de motivación. Bajo esta premisa, que las empresas ofrezcan un horario de entrada y de salida flexible, que permita a las personas tener una mayor conciliación con su vida personal y sentirse menos controlados, contribuirá a una mayor motivación en el trabajo.
Por último, también están los detalles, esos pequeños grandes gestos de gratitud que van más allá de centrarse en cuestiones como los salarios o la promoción interna. En torno al 40% de los empleados considera que un reconocimiento por parte de la empresa sería un input positivo para mejorar su nivel de motivación. Una comida de trabajo o un encuentro distendido fuera de las oficinas, una tarde libre o algo tan simple como un agradecimiento en privado o frente al resto del equipo, poniendo en valor la calidad de las tareas realizadas, puede ser un gran acicate para apuntalar y reforzar la motivación del trabajador.
Tener empleados motivados es sinónimo de un mayor compromiso, una mayor productividad y una mayor capacidad de las empresas para retener el talento. En este sentido, se trata de aprovechar estas estrategias para construir entornos laborales donde el bienestar y la motivación sean una realidad y no una utopía.