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Los Recursos Humanos y el filete empanado

Otero, Tomas

Capital Humano, Nº 400, Sección Crecimiento profesional / Tribuna, Septiembre 2024, CISS

Portada

Tomas Otero

HR Senior Advisor, Non Executive Director CTO Healthcare & Mentoring Healthcare

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Esta es la historia de Recursos Humanos y un filete empanado. No, no es que Recursos Humanos esté empanado. La historia podría ser verídica en cualquier organización donde haya personas y una nevera. Todo comenzó un día cualquiera del mes de mayo, en concreto, el 13 de mayo de un año cualquiera, 2012.

Ese año, como muchos sabéis, no existía ChatGPT ni ninguno de los modelos de lenguaje hoy conocidos. Así que los hechos contados en esta historia son verídicos y humanos, muy humanos. Nada es artificial, por muy inverosímil que parezca.

Y tiene un aprendizaje para Recursos Humanos. Sí, podemos aprender de esta historia. No penséis que este relato es una ida de olla, aunque bien podría parecerlo. Pero os prometo que al final se aprende, se aprende de verdad, y merece la pena llegar hasta la frase final.

Si habéis visto la historia del autoestopista galáctico, sabréis a lo que me refiero. Cuando, a partir de una historia irrelevante e irreverente, se construye un mensaje profundo. Vayamos a los hechos, que se recogen en este correo electrónico, fechado en una fecha cualquiera.

El correo electrónico

De: Recursos Humanos

Enviado el: Día menos pensado

Para: Personal España

Asunto: No le abandones, él nunca lo haría

Importancia: Alta

Buenos días. Este correo es muy serio, así que leedlo hasta el final. No hay excusas, que el tono irónico no os lleve a engaño.

Esta mañana tuve una conversación con un filete empanado sobre el calor que hace últimamente. Él, o ella, nunca me ha quedado claro cómo hablarle a un filete. Me decía que, como vive en la nevera desde hace meses, no tenía ese problema. Su problema era otro: sentirse abandonado o abandonada.

Lo bueno, me decía, es que desde hace poco no se siente tan solo o sola. Tiene la compañía de un arroz en un tupper rojo que se ha mudado a la planta de arriba, y aunque parece tímido, espera que pronto baje para hacerle compañía o guarnición. Nunca se sabe, ya que la vida en la nevera es fría, solitaria e impredecible.

Le dije al filete que era una pena, que debíamos hacer algo como la campaña «No le abandones, él nunca lo haría», y concienciar sobre la problemática de abandonar tuppers en la nevera.

No me contestó; se puso a llorar recordando tiempos mejores en los que un filete empanado era como el Santo Grial de la gastronomía. «Si al menos me llamara Cachopo, pero no, solo soy un simple filete empanado abandonado en un tupper verde.»

Lo abracé, arriesgándome a echar a perder la camisa con sus lágrimas de aceite de oliva, o de girasol, quién sabe, pues quien abandona a un filete empanado es capaz de cualquier cosa. «Te ayudaré —le dije— esto no terminará así.»

Marché a mi puesto de trabajo desconsolado y triste. Nunca un filete me había hablado de esa manera, por eso os pido que, si alguien quiere adoptar a un filete empanado, un arroz, o simplemente quiere colaborar vaciando la nevera, sería muy agradecido.

Ahora en serio. Creo que muchas veces se nos olvida para qué está la nevera. No es la nevera de nuestra casa, donde dejamos la compra de la semana y vamos consumiendo según nos apetece. No está para guardar la comida hasta el día que decimos, «oh, madre mía ¿pero qué hace este tupper aquí?» Está para dejar la comida que traemos por la mañana para comer durante el día, y al terminar el día, volvemos a casa juntos, de la misma forma en que llegamos.

No quería hablar de higiene en la nevera, de los riesgos de dejar comida meses y meses, y de nuestro empeño en que convivan en la nevera alimentos frescos, cocinados y otros abandonados que potencialmente pueden tener bacterias. Esta contaminación se llama «Contaminación Cruzada Directa».

Iré al grano:

  • No podemos dejar un alimento más de cuatro días dentro de la nevera, ya que comenzará a ponerse malo y a contaminar a los demás que están alrededor.
  • Lo mismo sucede con las frutas y verduras que acumulamos a menudo en los cajones de la nevera y que empiezan a tener moho. Esto hará que contaminen al resto y que también proliferen hongos en la nevera. ¿Nunca os habéis quejado de que la nevera huele? ¿Tenéis alguna idea del por qué?
  • Dejar la nevera sucia es un riesgo enorme de bacterias y malos olores, haciendo que el resto de los alimentos se estropeen.

La contaminación cruzada, o el paso de bacterias de un producto perecedero a otro, es la causante de graves enfermedades intestinales como la salmonella. Aprender a refrigerar los alimentos correctamente es clave para evitar riesgos para la salud, especialmente en verano.

Para evitar los riesgos, debemos limpiar la nevera de manera periódica, y por lo tanto, vaciarla todos los viernes.

Así que este viernes, todo lo que esté en la nevera: tuppers con comida, fruta, verdura, queso, se tirará a la basura para proceder a su limpieza. Todo irá a la basura, salvo botellas de agua y leche.

Por cierto, si el dueño del tupper verde con el filete empanado lee este correo, por favor, no le abandones, él nunca lo haría.

Un abrazo bacteriano a todos,

Firmado: Dirección de Recursos Humanos

Impacto del correo

Este correo formaría parte de la historia de cualquier empresa y se comentaría con humor en muchas conversaciones. Algunos empleados, los que llevaran más tiempos, lo tendrían guardado en correos importantes, otros lo tendrían impreso, y algunos lo utilizan cuando quieren enviar un mensaje sobre la limpieza en la cocina, para que no pase como con el filete empanado.

El impacto del correo parte de varios elementos que casualmente dieron en la tecla:

  • Tono y estilo: Al comenzar con una advertencia sobre su seriedad, a pesar del tono inicial irónico, se establece una expectativa en el lector.
  • Narrativa y personificación: Al personificar a los alimentos para transmitir el mensaje sobre la importancia de la higiene y el uso de la nevera compartida, se establece un mayor grado de responsabilidad en las personas.
  • Metáforas y analogías: Al utilizar estos recursos, como comparar la nevera compartida con la compra semanal en casa, para ilustrar un concepto como el uso adecuado de los recursos compartidos, se consigue no solo comprender mejor el problema sino también conectar con las personas.
  • Llamadas a la acción y procesos: Un correo de Recursos Humanos no puede estar sin directrices claras y llamadas a la acción, en este caso, la limpieza periódica o la eliminación de alimentos perecederos, usando un lenguaje directo y claro. Aquí estamos hablando de instrucciones que buscan una respuesta específica en el lector para mejorar el cumplimiento de políticas internas y la gestión de recursos.
  • Riesgos y consecuencias: Para terminar, se habla de los riesgos de no seguir las directrices de higiene alimentaria, utilizando un lenguaje muy claro también y que subraya las consecuencias negativas (contaminación cruzada, riesgos para la salud) de no cumplir con las políticas establecidas, llevando las consecuencias más allá de los procesos de Recursos Humanos.

Lo interesante del correo es que sin darme cuenta ni utilizar ChatGPT, utilicé un conjunto de estrategias semánticas para comunicar eficazmente mensajes clave sobre la higiene en la nevera compartida, el uso adecuado de recursos y la promoción de una cultura organizacional responsable y colaborativa. Un tema que en su momento me pareció suficientemente importante, pero también sensible, y en el que el uso del humor y la ironía me pareció adecuado.

Quizás todo fue casualidad, pero desde entonces, este correo forma parte de la cultura no escrita en la empresa, y mientras siga alguno de esos empleados que había en 2012, y se rían recordando la historia, estarán, al menos, los filetes empanados protegidos por Recursos Humanos.

Aunque también podríamos concluir que estamos en plena temporada estival y este relato encaja con la situación de este mes de julio, cuando las temperaturas elevadas favorecen especialmente la proliferación de bacterias y otros patógenos en los alimentos, lo que aumenta significativamente los riesgos de enfermedades, y si pasan en el ámbito de la empresa, tened en cuenta que si el alimento ha sido suministrado por la empresa, se podría considerar accidente laboral.

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