El documento tardará unos segundos en cargarse. Espere, por favor.
La Ley logo
El impacto de la robotización y la in...

El impacto de la robotización y la inteligencia artificial en el mercado laboral

José Antonio Carazo

Director de Capital Humano.

Capital Humano, Nº 323, Sección Artículos, Octubre 2017

La robotización y la inteligencia artificial ya están impactando en los modelos de trabajo y de negocio. Se están destruyendo trabajo burocráticos y repetitivos, pero ¿cuáles y cuántos se van a crear?, ¿qué consecuencias va a tener sobre el modelo de relaciones laborales?, ¿y sobre la financiación y alcance de la previsión social? El rápido avance de la tecnología abre muchas incógnitas y despierta recelos, pero también abre un mundo de oportunidades. Quizá la cuestión es la actitud con la que nos enfrentamos a unos cambios que no sabemos cómo nos van a afectar.

El impacto de la robótica en la economía y en la destrucción, creación y transformación de empleos es enorme. Su expansión ya se califica como la cuarta revolución industrial. En las cadenas de producción en sectores industriales ya hay numerosos robots, aunque se mantiene la presencia del ser humano. El impacto de la robótica y la inteligencia artificial no solo ya está provocando una alteración en el volumen y tipología de empleos sino también una polarización de los mismos (y por tanto pueden condicionar su calidad) al desaparecer los empleos más rutinarios y menos cualificados y permitir el crecimiento de un empleo más débil y ocasional en el entorno de las plataformas digitales que acompaña no solo un cambio de la naturaleza de los trabajos sino también de las relaciones jurídicas que las soportan. En el ámbito del mercado legal ya existen soluciones de software inteligente que permiten llevar a cabo informes y valoración de riesgos en operaciones mercantiles sin intervención de abogados. Se prevé que en el futuro la inteligencia artificial llegará al asesoramiento legal a clientes y a la programación informática en las decisiones los Tribunales.

¿Sabemos cuál es el impacto real de la robotización sobre el empleo? ¿Se crearán más empleos de los que se van a destruir? ¿Cómo serán esos empleos? ¿Las personas sin formación quedarán fuera del mercado laboral? ¿Habrá que revisar los modelos de previsión social? Para analizar las implicaciones de la tecnología en el mercado de trabajo hemos reunido a tres expertos: Miguel Arjona, Director de I+D del Grupo Altran en España; Alejandro Sánchez del Campo, copresidente de la sección de Gestión de Despachos e Innovación del Colegio de Abogados de Madrid y abogado especializado en nuevas tecnologías e innovación; y que Carlos de la Torre, abogado of Counsel del Departamento Laboral de Baker & McKenzie.

¿EL EMPLEO SE DESTRUYE O SE TRANSFORMA?

Miguel Arjona, Director de I+D del Grupo Altran en España, explica que "la tecnología lleva destruyendo empleo desde siempre, basta pensar cómo el arado dejó "en paro" a los cazadores-recolectores, lo que está ocurriendo ahora es que el sector de los servicios está empezando a estar seriamente amenazado. Dicen que en 2140 no habrá ningún trabajo que no pueda ser realizado por un robot. Y seguramente sea cierto, aunque pienso que los robots no nos dejarán sin trabajo. Más bien nos harán dedicarnos a otras actividades en donde la creatividad inherente al Ser Humano sea el factor diferencial". Alejandro Sánchez del Campo, copresidente de la sección de Gestión de Despachos e Innovación del Colegio de Abogados de Madrid y abogado especializado en nuevas tecnologías e innovación, corrobora que "la tecnología nos quita trabajos pero también está creando muchísimos. Yo echo de menos un estudio sobre lo que realmente está ocurriendo. Me da la impresión que se está poniendo el foco en lo que se está perdiendo porque se están automatizando tareas, pero lo que se crea es de más calidad que lo que se destruye".

Para Miguel Arjona se trata de un cambio de paradigma. "Históricamente las máquinas nos han ahorrado trabajo burocrático, repetitivo, pero ahora la inteligencia artificial está cambiando este paradigma, entrando en un terreno en el que amenaza puestos de trabajo con mayor componente intelectual. Las máquinas empiezan a poder hablar contigo, a saber dónde están, a reconocer su entorno… Es una tecnología con un claro potencial para trastocar nuestra sociedad en el medio plazo", explica. A lo que Carlos de la Torre, abogado of Counsel del Departamento Laboral de Baker & McKenzie, apunta que "la cuestión es que todavía no hay evidencia empírica sobre el impacto que va a tener la robótica y la inteligencia artificial de forma cuantitativa en el volumen de empleos que se van a destruir y en el volumen de empleos que se pueden crear. Todo el mundo coincide en que se están transformando y se van a transformar mucho más los empleos, que va a haber nuevas profesiones, nuevos puestos de trabajo, que se va a trabajar de otra manera, y que los robots y la inteligencia artificial están cambiando modelos de negocio. Yo creo que el análisis todavía es reactivo pero habrá gran impacto".

A este respecto, Alejandro Sánchez del Campo añade que "a todo este impacto tecnológico, que es brutal, se suma el impacto de la economía colaborativa, de las plataformas tipo Uber y el nuevo formato de trabajar para estas plataformas. Cada una de esas tendencias por separado son muy potentes y cuando las sumas el resultado es explosivo. Se debe replantear por completo la manera en que hemos trabajado hasta ahora y el concepto de learnability, la capacidad de aprendizaje, de entender y adoptar las nuevas tecnologías y conocimientos".

En estas condiciones surge el tema de la empleabilidad. Para Carlos de la Torre "es muy interesante el concepto de empleabilidad indefinida. Se han acabado los puestos de trabajo en la misma empresa, a tiempo completo y sin cambios disruptivos. Cada vez más el nuevo profesional va a convivir con unas carreras profesionales mucho más discontinuas y con cambios de empleador. Las plataformas son las nuevas factorías del siglo XXI. Es la revolución de los autónomos. Desde el punto de vista laboral esto probablemente sea tan disruptivo que habrá que repensar las relaciones laborales. ¿Será mejor o peor? Tiene ventajas y oportunidades, pero también tiene riesgos. Puede haber una migración de empleos tradicionales hacia trabajos autónomos con otras condiciones de trabajo y probablemente, no sé si decir precarización, pero sí que va a suponer una remodificación de las reglas del juego. Y puede que eso afecte a salarios y a protección social".

NUEVOS MODELOS DE PROTECCIÓN SOCIAL

Ciertamente, los cambios disruptivos tendrán consecuencias sobre el status actual de las relaciones laborales y aspectos estrechamente relacionados, como la financiación y alcance de la protección social. Carlos de la Torre aventura que "la brecha digital puede llevar a la brecha salarial y a una brecha en la protección social". Y apunta que esto también tiene una perspectiva geográfica. Aunque todo es global, es cierto que su impacto va a ser local y con diferencias en cada país. Por ejemplo, en Corea, Japón o China, que son países en los que hay una fuerza de trabajo tecnológicamente muy potente y se está incrementando muchísimo en las últimas décadas. La nueva clase media de esos países hace que los mercados laborales en esos países cada vez sean un poco más inclusivos y con mayor cohesión social. Se puede pronosticar, de cara al futuro, que puede haber una de empleos tecnológicos de los países desarrollados a los asiáticos, desviación igual que en su momento la hubo en el área textil. Los ingenieros asiáticos pueden ser una amenaza de empleo para los ingenieros de aquí".

En cuanto a los sistemas de protección social Carlos de la Torre considera que la tecnología puede ayudar, por ejemplo en microcotizaciones por microempleos. "La tecnología permite que la misma persona el mismo día pueda trabajar para varios empleadores y estar de alta en sistemas diferentes de Seguridad Social y en países diferentes. Ahora hay una barrera legal en España que se está intentando modificar con la Ley de Reforma del Trabajo Autónomo", explica.

Pero, también llama la atención sobre un aspecto poco debatido de la protección social. "Desde la perspectiva global tenemos una realidad que a veces no es conocida desde el primer mundo: la protección social en muchos países es casi inexistente. China, India, África. Esto se une a las formas atípicas de trabajo, a que cada vez hay más autónomos y más relaciones mercantiles con una menor protección social. En alguna medida habría que idear algún sistema que permita tener una protección social más uniforme y se cree menos desigualdad. Una alternativa puede ser la Renta Básica Universal, sobre la que ya se está debatiendo. En el Parlamento de la India, un país de 1.200 millones de personas, se está tramitando una Renta Básica Universal. En Brasil también se está tramitando en el Parlamento. Hay proyectos pioneros en Alaska, en Finlandia, en Holanda", explica.

Otro aspecto que ha suscitado debate es el de la personalidad electrónica, que ya ha llegado al Parlamento Europeo. ¿Tiene sentido? Para Miguel Arjona, "desarrollar una máquina capaz de tomar decisiones complejas es ya posible, pero hacerla tan perfecta como para poder confiar ciegamente en ella cuando sus actos puedan afectar a los derechos fundamentales o a la vida de las personas creo que todavía está muy lejos. Yo creo que, de momento, los robots se van a ocupar de cosas mucho más sencillas". Alejandro Sánchez del Campo arguye que "partimos de la premisa de que los robots en un futuro relativamente corto serán inteligentes y autónomos, cosa que a día de hoy no es una realidad. Si eso fuera posible el debate que se plantea es a quién hacemos responsable de los daños que genere una máquina inteligente que puede hacer cosas diferentes de las que le dice el dueño, programador o fabricante". Para Arjona la dificultad estriba en que "no se puede volver para atrás en el análisis del proceso de toma de decisiones y ver qué ha provocado la decisión final".

Alejandro Sánchez del Campo considera que "hoy en día la responsabilidad está clara y funciona muy bien. El régimen de responsabilidad jurídica está muy claro, aunque puede haber casos complejísimos. La diferencia, que es la que marca el Parlamento Europeo, es que si la máquina es autónoma es un poco más complicado, aunque depende de lo que entendamos por autónomo. Para mí, autonomía es que tiene su propia capacidad de tomar decisiones. El Parlamento no plantea llegar a una solución sino que la Comisión lo estudie, porque no hay evidencias de que eso vaya a ocurrir a corto plazo. A mí me parece valiente e interesante que se estudie porque si llega esa realidad y tenemos robots inteligentes y autónomos habrá que darle alguna solución".

Sobre este tema, Carlos de la Torre está más interesado en el impacto de los robots en los centros de trabajo. "Hay casos en los que los robots no tienen un impacto cuantitativo, pero sí relevante. En los centros de Amazon hay robots que interactúan con operarios. En el sector de la automoción también hay robots espectaculares. La interacción robots-humanos, desde el punto de vista laboral, puede tener interesantes connotaciones jurídicas. Por ejemplo, si hay un accidente de trabajo ¿el régimen de responsabilidades es exclusivo al empleador, es del ser humano?, ¿se puede extender al que fabrica el robot, al que lo compra, al usuario final?"

INTELIGENCIA ARTIFICIAL Y SECTOR LEGAL

Uno de los sectores en los que se prevé un gran impacto de la tecnología es el Legal. Carlos de la Torre está convencido de que "sin duda la inteligencia artificial va a desarrollarse muchísimo en el mercado legal. Algunos despachos están aplicando inteligencia artificial a gestiones poco complejas de gestión documental, de revisión de contratos… Nosotros en Baker & McKenzie, con más de 4600 abogados en 47 jurisdicciones, tenemos una plataforma de expertos en Belfast (Irlanda del Norte) y otra en Manila (Filipinas) que nos apoyan en la gestión documental con herramientas informáticas muy potentes. Estamos desarrollando un proyecto de inteligencia artificial para optimizar algunos de los productos que ofrecemos a nuestros clientes a nivel global en varias jurisdicciones mediante metodologías de design thinking machine learning para mejorar la eficiencia de los servicios. Yo creo que eso supondrá un apoyo muy importante para evitar errores, pero no va a sustituir a los abogados en tareas estratégicas aunque sí va a cambiar el perfil del abogado y el perfil del servicio que damos a los clientes. Los clientes cada vez más nos piden que no solo gestionemos un pleito, o determinado riesgo, o que seamos preventivos, sino que cada vez más nos piden que les acompañemos en el enfoque estratégico. Se abre una oportunidad muy relevante para los despachos".

Alejandro Sánchez del Campo llamó la atención sobre la diferencia entre grandes despachos y el resto de abogados. "Hay miles de abogados y ahí es donde hay un mayor riesgo de desintermediación. El abogado que está haciendo cosas más simples, con otro tipo de clientes, tiene un riesgo más grande porque con las herramientas que existen se arriesgan a que no vaya a sus despachos. Esto en EE.UU. es mucho más claro. La mayor parte de la gente no accede a un abogado porque es muy caro y han proliferado empresas que te frecen servicios legales básicos que les pueden servir a mucha gente". Sin embargo, también en este caso se puede hablar de oportunidades. Carlos de la Torre lanza la pregunta: "¿Estas tecnologías son una oportunidad para que los despachos pequeños puedan competir con los grandes?"

A la cuestión, Alejandro Sánchez del Campo matiza que "lo que falla es la actitud. Para mí toda esta transformación digital, todo este cambio tecnológico, pasa por la actitud individual y de las empresas. La mayor parte de gente en el sector legal ven esto como una amenaza. Sin embargo es una oportunidad, en mayúsculas. Lo que hace falta es entender que es una oportunidad, lo que requiere actitud individual y decidir formarse para entenderlo y apostar por ello. Y esto no es un tema de dinero. Una característica de la antigua economía era que normalmente era accesible para el que tenía más dinero, más recursos. Ahora el dinero ayuda, pero tiene más que ver con la manera en que juegas las cartas, con la inteligencia que pones, que con el gasto que hagas".

Carlos de la Torre destacó otro aspecto, el acceso a la justicia. "En el nuevo escenario de creación de oportunidades, sobre todo para el usuario, hay un escenario de casi democratización del acceso a la justicia. No en el sentido de acceso a una resolución justa, sino el acceso al experto que me puede permitir entrar en la dinámica de resolver un problema jurídico. Ahí las plataformas digitales que están moviendo algunos abogados permiten que los clientes individuales puedan acceder con un click a ofertas gratuitas de expertos segmentadas por especialidades", explica. A lo que Alejandro Sánchez del Campo matiza que eso se puede dar más en temas civiles. Y lo argumenta: "Si tienes una disputa civil cuando vas al juez lo que quieres es que te dé una satisfacción a ese tema. Si pudieras tener un mecanismo online, rápido, que diera una satisfacción razonable para las dos partes, a priori, funcionaría. Si efectivamente la inteligencia artificial permitiera tener sentencias que ahora tardan años en un minuto es bastante obvio que el sistema mejoraría, sobre todo para muchos asuntos que están colapsando los juzgados y en los que la intervención del juez es bastante pequeña porque son casos relativamente claros". Ante todos estos argumentos Miguel Arjona lo tiene claro: "Yo, como ciudadano, prefiero ser juzgado por una persona".

¿La inteligencia artificial podría ayudar a resolver conflictos laborales generales, de carácter internacional? Carlos de la Torre considera que es algo muy complejo. "La Organización Internacional del Trabajo (OIT) se estructura de manera tripartita con Gobiernos, empleadores y sindicatos y su actuación es aprobar convenios internacionales y recomendaciones cuyos destinatarios son los Estados. Luego llevar eso a las multinacionales, a las relaciones laborales, es complicado a pesar de esa globalidad porque las denuncias se tramitan en los tribunales laborales de cada país. Veo complicado que se pueda ir hacia un futuro en el que haya tribunales internacionales que decidan sobre temas locales". Alejandro Sánchez del Campo ve más posible potenciar modelos de arbitraje internacional.

Queremos saber tu opiniónNombreE-mail (no será publicado)ComentarioLA LEY no se hace responsable de las opiniones vertidas en los comentarios. Los comentarios en esta página están moderados, no aparecerán inmediatamente en la página al ser enviados. Evita, por favor, las descalificaciones personales, los comentarios maleducados, los ataques directos o ridiculizaciones personales, o los calificativos insultantes de cualquier tipo, sean dirigidos al autor de la página o a cualquier otro comentarista.
Introduce el código que aparece en la imagencaptcha
Enviar