Francisco Trujillo Pons
Profesor de Derecho del Trabajo y Seguridad Social de la Universitat Jaume I
En la Constitución española de 1978 se encuentran dos artículos que adquieren un especial significado en el ámbito de la salud de los trabajadores. Uno es el 15 y otro es el 40. El primero se relaciona con el derecho de todos a la vida y a la integridad física y moral y, el segundo, con el fomento por parte de los poderes públicos de velar por la seguridad e higiene en el trabajo.
A tal efecto, nace el nuevo permiso laboral de 15 días para la salud mental de los trabajadores. Un permiso que ha de servir de asidero al descenso del número de suicidios en España. A espera de los datos definitivos por parte del Instituto Nacional de Estadística (previsiblemente salgan en el mes de diciembre), el año pasado se suicidaron 4.097 personas en España, un 2,3 por ciento más que un año antes. Esto equivale a un incremento del 12 por ciento respecto a 2021.
Falta también por determinar las causas de estos suicidios, pero, debido a que nuestro trabajo parece ser que cada vez más se inmiscuye en nuestras vidas, me aventuro a pensar que una de las razones de este incremento tan preocupante es debido a los conocidos como riesgos psicosociales en el trabajo. Estos tipos de riesgos en el trabajo, que, como su nombre indica, afectan a la salud psíquica y social de la persona trabajadora, están alejados de los más comunes, es decir, de los riesgos físicos provocados por el ruido, las vibraciones, la temperatura o la humedad. Así, con una clara afectación a la salud mental y, a la postre, al suicidio, son originados por una deficiente organización y por un entorno social negativo.
A fin de paliar esta gran lacra social a la que estamos asistiendo, el pasado 18 de septiembre, el Congreso de Diputados dio su beneplácito al nuevo permiso de trabajo para empleados en una situación de riesgo de suicidio. Un tipo de permiso retribuido que se inserta en la Ley de Familias y que está dirigido al cuidado de personas en riesgo de suicidio.
La soledad es una mala acompañante para la persona que se encuentra bajo este riesgo tan grave. Estar acompañado durante 15 días de su entorno familiar y social le puede ayudar, en grado a sumo, a que se abstraiga de todo pensamiento laboral. Muchos pueden pensar que con 15 días acompañado de sus seres queridos y sin trabajar no es una solución definitiva, pero, desde luego, considero que puede suponer un inicio a la mejora de su salud mental. Incluso puede ayudar a dar a conocer esta situación a su familia y amigos que, en muchas ocasiones, no tienen idea de lo que puede estar pasando.
Porque no nos engañemos, el ambiente laboral puede ser muy pernicioso para la persona trabajadora: desde sufrir actos de violencia física, situaciones de acoso (ahora el ciberacoso está en auge) hasta fatiga o agotamiento por la prolongación de las jornadas de trabajo.
Para concluir, es solo una medida que está pendiente de desarrollar en el entorno laboral, pero que no ha de ser la única. En España se ha de potenciar el sistema sanitario y contar con más profesionales que puedan pasar consulta a muchas personas que se encuentran en riesgo de suicidio. Las empresas, junto con los sindicatos, tienen mucho trabajo que hacer para asegurar la salud mental de todos, pero también el sistema sanitario e, incluso, el educativo.
Espero que con este paso dado por Más País con el nombre de «no de ley», que ha contado con el apoyo de 340 diputados del Congreso, se avance en la mejora de las condiciones de trabajo porque, reitero, muchas conductas suicidas son propiciadas por unas condiciones inadecuadas de trabajo. Si la empresa no las palía, es cierto que el trabajador tiene un pequeño colchón de 15 días de descanso mental para escapar de ello, pero que no se olvide de denunciar, de ir a la Inspección de Trabajo o de acudir a sus delegados de prevención para que su puesto de trabajo esté libre de riesgos psicosociales.