Design thinking en RRHH: beneficios de incorporarlo en la estrategia de gestión del talento
Mónica Pérez
Directora de Comunicación de InfoJobs
Capital Humano, Nº 362, Sección Tendencias / Tribuna, Marzo 2021, Wolters Kluwer
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El Design Thinking, tal y como lo conocemos, es la metodología de diseño que se caracteriza por situar a las personas en el centro, haciendo de ellas la pieza fundamental de dicha tarea. En los últimos años, esta metodología se ha venido también aplicando al mundo de los Recursos Humanos, convirtiéndose en una de las tendencias más actuales. Y es que, desarrollar un programa de Recursos Humanos a partir de la experiencia e interacción de los empleados facilita a las organizaciones localizar problemas en la gestión de personas y, al mismo tiempo, trabajar el employer branding.
La irrupción del coronavirus y la consiguiente implantación del teletrabajo en las compañías han contribuido sin duda a acelerar la adopción de prácticas innovadoras. En nuestro último Informe sobre la evaluación de la gestión laboral de la COVID-19 por parte de las empresas; los empleados otorgaban a sus organizaciones una calificación de 6,4 en lo referido a la gestión de la comunicación interna con los trabajadores; y un 6,1 a la gestión de su bienestar. Son datos que dejan entrever el difícil panorama al que se están enfrentando las compañías en estos momentos de trabajo en remoto, en los que definir una estrategia de gestión del talento es más complicado que nunca. Es aquí donde cobra especial relevancia el Design Thinking y su capacidad para aportar valor en todos los procesos de gestión de personas tanto a nivel operativo como organizacional y emocional.
Para entender los beneficios que puede tener la aplicación de esta metodología en la estrategia de gestión del talento, podemos analizar los cinco procesos que propone el Design Thinking:
— Empatizar: ¿cuáles son las principales necesidades de mis profesionales o de un potencial talento de mi organización? Esta fase de observación e investigación constituye el primer paso hacia una gestión centrada en las personas y la consiguiente transformación de la estrategia de los Recursos Humanos.
Coca Cola fue pionera en esta práctica hace casi una década cuando publicó el estudio How The Coca-Cola Company used service design to take a human-centred approach to HR; un documento en el que explicaba cómo la compañía empezó a considerar a sus empleados como clientes de sus servicios, obteniendo un amplio conocimiento de sus deseos y necesidades. Este proceso les permitió ir más allá de la gestión tradicional del talento y construir un nuevo eje en el que el empleado era el centro de la compañía.
— Definir: consiste en procesar las necesidades que queremos resolver para plantear nuestra estrategia de gestión del talento o propuesta de soluciones: qué tenemos que revisar, eliminar o activar. Por ejemplo: ¿tengo un portal del empleado? ¿cómo lo estoy gestionando? ¿qué puedo hacer para facilitar a mis empleados la solicitud de las vacaciones o el control horario?
— Idear: en esta tercera etapa es cuando surgen todas esas innovaciones y puntos de mejora aplicables. Una solución que, como ya hemos dejado entrever, puede abarcar desde los procesos de selección hasta los programas de formación de los profesionales.
— Desarrollar y testear: son las dos últimas fases del Design Thinking, en las que averiguamos hasta qué punto la solución que hemos definido es acertada, y el impacto que tiene en la gestión del talento de la organización. El proceso de diseño es por definición iterativo, así que no sigue una progresión lineal, avanza sistemáticamente desde lo que conoce hasta llegar a una propuesta de solución satisfactoria. El prototipo se pone a prueba para alcanzar su mejor versión; en realidad este proceso es algo que ya queda como adopción de una política de mejora continua.
Llegados a este punto, no cabe duda de que el auge de la tecnología y la aceleración de los procesos de digitalización de las organizaciones son una excelente herramienta para la mejor implementación del Design Thinking en la estrategia de gestión del talento, más aún ahora que el teletrabajo se ha convertido en el modelo de trabajo instaurado en gran parte de las empresas que pueden desarrollar su actividad con los equipos en remoto.