Lo que se ha vivido durante la pandemia ha sido una situación inesperada que ha descolocado a muchas empresas. Algunas han respondido con una gran dosis de realidad, cuidado y responsabilidad; mientras otras han creído que no hacía falta hacer nada más que lo habitual y otras han hecho lo que han podido, quizás con más buena voluntad que acierto.
En cualquier caso, algo que ha sido común a todos los negocios, de forma consciente o inconsciente, es que han sido capaces de responder al miedo. La incertidumbre genera eso, miedo, desconfianza, temor a equivocarse, desasosiego, intranquilidad. Nada va a seguir como antes. La resistencia que se origina en cada uno ante ese cambio impuesto y no deseado es brutal.
EL MOMENTO POST COVID
El tiempo post-covid tiene dos características con las que hay que aprender a convivir: la fragilidad y la inseguridad. El entorno en el que se mueven las empresas es inestable y nada tendrá que ver con la situación anterior a la COVID.
Cambios de los puntos productivos, relocalización y regionalización de las plantillas, la economía a distancia, una oferta y demanda de talento desequilibrada o la debilidad en la cadena de suministro, son algunas de las condiciones más relevantes del sector empresarial que ya están apareciendo.
Todas ellas obligan al líder a contar con aquellas competencias que le ayuden a superar estas contingencias. Su trabajo en una organización se basa en dos pilares:
- 1. Visión. Visualizar la empresa en el largo plazo es imprescindible, y para conseguirlo es necesario influir en los demás de forma positiva. Esa influencia enraíza en el propio conocimiento personal y la gestión emocional, saber y mostrar su vulnerabilidad, compasión y perdón, porque eso hace que sea capaz de identificarlo en los demás y gestionar sus miedos.
Esa es la condición para generar un entorno seguro dentro de la organización en el que las personas encuentran seguridad y confianza sin el que no puede guiar. En él, en el líder, deben encontrar fuerza y seguridad, lo que no hay fuera.
- 2. Estrategia. Entendida como «la visión puesta en acciones» de implantación en la organización. Para ello, las habilidades que debe desarrollar todo líder son:
- • Observación e identificación del valor que puede aportar la organización al mercado post-covid, de las personas que pueden aportarlo dentro de la compañía (aun teniendo que movilizar personal y competencias) y de los cambios necesarios para generar ese valor (personales y económicos).
- • Identificar la brecha de habilidades críticas para la compañía para poder establecer una planificación de aprendizajes personalizados para las personas en cuatro áreas: emocional, cognitiva, digital y social.
- • Ser Agile, lo que implica empezar, probar, modificar y repetir en un ciclo incansable.
Una nueva situación de incertidumbre está llegando y los líderes serán una herramienta clave en el éxito de las empresas. Conectar con otra parte de ti que es la de la comprensión y compasión hacia ti: te vas a equivocar, no sabes qué hacer, no vas a hacer las cosas perfectas, no lo has hecho antes. Y te das cuenta de que los demás tampoco, de que están como tú, asustados, y de que tienes que sentir lo mismo por el otro» es lo que sentirán los líderes en esta etapa post COVID.
Y sólo los líderes serán capaces de generar esa vulnerabilidad ante el miedo y esa compasión hacia sí mismos, y crecer ante la adversidad. Ser líder no trata de ser el centro para los demás, se trata de que los demás sean el centro, y si tú no te has escuchado y querido primero, difícilmente podrás hacerlo con los demás.