Con el espíritu de Spence y Stevens
Los nombres de Nettie Stevens o Frances Bilas Spence —podríamos encontrar muchos otros— quizá resultan poco conocidos. La primera de ellas lideró a principios del siglo XX una exhaustiva investigación en insectos que derivaría posteriormente en la actual distinción entre el cromosoma X y el Y. Spence, por su parte, fue una matemática que, junto con otras seis mujeres, logró en 1946 programar la segunda computadora digital del mundo, el equipo ENIAC.
El ejemplar desempeño profesional de estas dos mujeres permaneció en la sombra durante muchos años, hasta que el cambio de mentalidad que propiciaría la progresiva entrada de la mujer en el mundo laboral hizo acto de presencia. Ese punto de inflexión es el que precisamente nos permite valorar de verdad el trabajo que realizaron. Ese avance, sin embargo, tiene todavía, en la actualidad, un camino por delante. ¿Cuáles son los obstáculos que sigue hallando la mujer en ese camino del mundo laboral en pleno siglo XXI?
La brecha salarial es solo el punto del iceberg. La ONU la sitúa en un 23% a nivel global. En nuestro país, —según los últimos datos del INE— los hombres cobran 27.642 euros anuales de media, mientras que las mujeres perciben 22.467 euros.
Podríamos hablar también de la conciliación, que dificulta a muchas mujeres hoy en día incorporarse al empleo. Craso error. Según las conclusiones del XIII Informe ClosinGap, elaborado por la Fundación CEOE y por el Instituto de Estudios Económicos (IEE), el incremento de la participación laboral femenina, su mayor incorporación al mercado de trabajo, permitiría crear 280.000 empresas o incrementar el tamaño de las actuales en un 21,6%.
Posteriormente aparece también la cuestión del acceso de la mujer a cargos de responsabilidad y mando. Es verdad que hemos ido logrando una mayor presencia en la alta dirección, pero todavía son pocas las mujeres que forman parte de los consejos de administración. Hace cerca de un año, el INE señalaba que el porcentaje de mujeres en el conjunto de consejos de administración de las empresas que forman parte del Ibex-35 era del 30,7%. Es un dato superior al de años anteriores, pero sigue siendo insuficiente.
Por último, quisiera proponer un ejemplo más cercano, uno que me atañe a mí como profesional del que es hoy día el sector de moda: el tecnológico.
Según las cifras del informe sobre Women in Digital: una perspectiva europea, elaborado por el Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI), solo el 1,6% de las mujeres en España se dedican a las tecnologías digitales, porcentaje que en el caso de los hombres se incrementa al 5,6% respecto al empleo masculino.
Paradójicamente, las compañías afrontan una enorme dificultad para encontrar perfiles cualificados que desarrollen este tipo de labores tecnológicas. Hay que buscar más Spences y Stevens. Como señalaba el año pasado Anna Ginès i Fabrellas en nuestro Informe Anual del Estado del Mercado Laboral en España, existe actualmente una brecha de género en el sector tecnológico que excluye a las voces y experiencias de las mujeres. Esta realidad abarca un alto grado de relevancia en el momento en que la industria tecnológica deja de ser una industria para articular el futuro . Y ese momento es el actual.